Ochossi






Es Orisha mayor, hijo de Yemayá, y protege a los que tienen dificultades con la justicia; también es mago, adivino, guerrero, cazador y pescador. En los Bembé baila con Oshún.

Sus días son el lunes, el miércoles, los días 4 de cada mes y, especialmente, el día de San Norberto. Se le nombra, al invocarlo, por Ochosi Ode Mata. Existe un camino de Ochosi, Ochosi Tafa Tafu, que simboliza al cazador lanzando la flecha.

Con Ochosi se hace ebbó para salir bien en las operaciones quirúrgicas, pues él tiene pacto con Abbata, Orisha que forma parte de Inle (el médico de la Osha). Tan fuerte es este pacto que el que va a asentar Ochosi en su cabeza tiene que recibir Inle 7 días antes, ya que deberá entrar en la iniciación con Abbata en las manos. En este caso, se le agrega como atributo el bisturí.

Este Orisha castiga la desobediencia con la prisión, la persecución o la muerte. Es un gran estudiante de la medicina, debido a su tiempo gastado en el bosque, aprendiendo los secretos de Osain. Es el mejor de todos los cazadores y sus flechas nunca fallan. También se le considera fundador y patriarca del orden social y comunidad.

El culto de Oshosi sólo floreció en Cuba y en Brasil, donde es conocido como Oxossi u Oda.

De él se dice en un Patakin que era mentiroso y tramposo y, por tal motivo, fue desterrado del reino de los Orishas por Olofi. Pero Ochosi quiso reivindicarse y propuso a Olofi cazarle veinticuatro perdices para que le perdonara y dejase entrar de nuevo al reino de los Orishas. Con el consentimiento de Olofi fue al monte, cazó las perdices y se sintió muy contento. Quiso compartir su alegría y felicidad con su madre, y le contó el trato que había hecho con Olofi.

Entonces, ella, para gastarle una broma, le sustrajo una perdiz, y la escondió, introduciéndosela en el seno.

Ochosi de nuevo cogió su jubón, y se dirigió donde Olofi lo esperaba. Como Ochosi había sido tan mentiroso y tramposo, Olofi no tenía confianza en sus palabras y decidió contar las perdices. Se sorprendió al contar que solamente había veintitrés y con gran dureza increpó a Ochosi, diciéndole que seguía siendo el mismo de antes y, por tanto, seguiría condenado a andar errante por los montes. Ochosi se lleno de tristeza y caminó de nuevo hacia la casa. Por el camino cogió de su jubón una flecha y la lanzó al aire, diciendo: que se clave esta flecha en el corazón de la persona que ha robado la perdiz.

Después de hacer esto se fue directo hacía su casa, donde no encontró a su madre. La llamó repetidas veces, pero, al no encontrar respuesta, fue hacia el fondo del patio, donde había un huerto que su madre cultivaba, y allí la encontró tirada en le suelo, muerta. En el pecho tenía atravesada una flecha y él, con gran terror y dolor, se dio cuenta que su mamá era quién, por una broma, le había ocultado la perdiz.

De este Patakin se desprende que siempre que alguien tenga problemas con la justicia, no se podrá hacer un trabajo con Ochosi delante de su madre.

Ochosi vive en la puerta de la cárcel y en el monte con Oggún.

Sus colores preferidos son el verde, por el monte que habita con Oggún, el negro, que simboliza la cárcel, la muerte, la soledad o el dolor, y el morado y el violeta, por reflejar la melancolía.

Su collar más común es con cuentas de coral, aunque a veces alternadas con cuentas de color azul prusia.

Su urna está principalmente compuesta de artículos de utilidad (arco y flechas, lanza, cuchillo, etc.) y trofeos de la caza (las plumas, cuerno macho y cornamentas del ciervo).

Sus hijos son el prototipo de cazador primitivo, hombres rápidos y siempre atentos. Amantes del cambio y las nuevas empresas. Sus santos católicos son San Alberto, San Norberto y,  en Santiago de Cuba, Santiago Arcángel.