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Es el dueño del hierro y procede de la ciudad de Ilesha (Nigeria). Es un herrero solitario y andariego, que vaga por el bosque y conoce todos los secretos. Es un Orisha irascible, solitario y astuto, y se le considera Dios de los minerales, las montañas y las herramientas, así como patrón de los forjadores, los mecánicos, los ingenieros, los físico-químicos y los soldados. También llamado Ogum, Ogoun y Gu, es la deidad de la fuerza y la persistencia. Él es para todos nosotros como un padre incansable y un firme protector. Es una de las personificaciones más antiguas de los Yoruba. Domina los misterios del monte como un hechicero, pero también simboliza al guerrero, comedor de carne, brusco y cruel. Su proyección es la de un espíritu que provoca la guerra y la destrucción, pero que también ampara la medicina. La misión de este Santo es guerrear por todos nosotros en la vida para defendernos de los males. Es el dueño de las llaves, las cadenas y los presidios. Este Orisha, en torno al cual se han elaborado tantas historias distintas, tiene una misión muy importante en la religión,Yoruba es el Ochogun de todos los Orishas, el encargado de darles de comer, pues con el cuchillo se mata; y por ello se dice que, realmente, siempre es él quien primero come en los sacrificios. Oggún cometió una falta muy grave al abusar de su madre, Yenbó, esto causó que Obatalá tratara de maldecirlo, pero Oggún no le dio tiempo y se maldijo a sí mismo. La maldición consistió en dejar de dormir hasta que el mundo sea mundo. Oggún es brujo y guerrero (como Shangó), y en las guerras lo demuestra. Nace de la entraña de la tierra, como el hierro que él representa. Es un Orisha de ile Ocu y tiene mucho que ver con los Eggún y la hechicería. Oggún trabajaba sin descanso produciendo hierros, pero su gran amargura le llevo a regar polvos afoché para que la tragedia dominara el mundo. Fue Oshún quien, con sus cantos, atrajo a Oggún y le hizo probar la miel de la vida, consiguiendo que este perdiera la amargura y dejara de hacer afoché. Su esposa es Oyá, por ganar el amor de esta luchó contra Shangó. También tuvo amores con Yemayá, a la que enseñó el arte del amor. En la tierra vive junto con Ochosi, por mandato de Obatalá, al lado de la puerta del Ilé, para que nada malo entre. Sus colores son el negro y el verde, y también el morado. Sus collares llevan cuentas verdes y negras alternadas de siete en siete, aunque en la provincia de Matanzas son rojas y moradas. Su ropa es de color morado, con un gorro aplastado y un cinto con fibras de palma que simboliza la protección contra lo malo. Sus hijos son hombres violentos e impulsivos, luchadores que nunca se dan por vencidos; son imprevisibles y difíciles de tratar, pero a la vez sinceros. Sus santos católicos son San Pedro, San Pablo, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel y San Rafael Arcángel. En Brasil, San Antonio de Pádua y San Jorge (Río de Janeiro). En Haití San Jacobo el Mayor. |
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